despertar ...

Ya había puesto punto y final a mi vida, ya se había ido y yo tenía que olvidar el pasado ya que esos momentos jamás se recuperarán. Ahora me tocaba empezar de nuevo, tenía que empezar de nuevo, mi madre estaba muy ilusionada y mi padre muy convencido de nuestra nueva vida. Así que yo no era quien para quitarles la ilusión, ellos se merecen ser felices. Aun que yo pierda mi felicidad, ellos ganarán la suya.
Desdé pequeña me dejaron bien claro los valores de mi familia y las cosas por las que yo soy diferente a los demás. No hay salida en mi destino, ya esta pautado desde que nací. Mis padres sabían a lo que se enfrentaban cuando decidieron casarse y, con ello, tener dos hijas.
Mi hermana, Lily, nació dos años después que yo y siempre estábamos juntas. Para ella era difícil asimilar la realidad que teníamos, así que nos apoyábamos mucho. Ahora, en nuestra nueva vida aquí, quizás ya no nos apoyemos tanto ya que esta vida será casi como una normal, y Lily se sentirá mucho mejor ya que su sueño es ser como los demas , tener una vida normal . Me alegro por ella. Aun que jamás pueda cumplir su sueño, podrá tocarlo de alguna manera
Pero todo esto estaba costando un precio. La vida nueva que empezaríamos nos costará muy caro. Además de olvidarme de la felicidad pues aquí ya no podré ser feliz... Ya no tengo mi vida. Se ha esfumado.
Mis padres siempre me decían que todo saldría bien y que por fin podríamos tener una vida parecida a la de las demás familias. Pero ellos nunca se pararon a pensar que yo no quería una vida como las demás ya que tenía muy claro desdé que nací que mi vida jamás sería como las demás. Por mucho que mis padres se empeñen en que tengamos una vida normal, es algo imposible. Es como pedirle al cielo que se caiga en añicos.
Pero ellos no lo entendían y yo tenía que aceptar la opinión que mi familia había tomado. Mi felicidad por la suya, un gran precio. No estoy segura de que valga la pena, pero decidí yo misma aceptar este nuevo camino. A pesar de que mi destino ya estuviera sellado.


Sonó el despertador y mi sueño se vio interrumpido. Lo apagué tranquilamente y luego me estiré intentando mentalizarme que hoy sería el gran día.
Me levanté de la cama y me fui a la ducha. Lo mejor para despejarte a las siete de la mañana era una buena ducha.
Salí del baño con una toalla y rebusqué en mi armario algo decente que ponerme. Al final cogí unos vaqueros con una camiseta complementada con un jersey y las botas, ya que en pleno marzo hace mucho frío.
Noté como se abrió la puerta de mi cuarto mientras yo me tumbaba encima de la cama para relajarme.
– ¡Buenos días! - Era mi hermana, Lily, que entraba animada y saludando muy contenta. Se dirigió a mi cama y se tumbó conmigo. Estaba sonriente, algo que yo no podía hacer en esos momentos.-
– Buenos días... -Contesté medio desanimada.- ¿Que haces levantada tan temprano?
– ¡No podía dormir! ¡Hoy es el gran día! - Se le notaba en la voz que estaba llena de felicidad y yo no podía quitarse, por lo menos que una de las dos fuera feliz.-
– Sí ¿Estás nerviosa?
– Un poco, pero lo normal. Estoy deseando empezar y ver con que gente nos topamos. Seguro que son muy buenos todos.
– Seguro...- Me incorporé de la cama y me fui a peinar. Lilyse fue corriendo a su habitación a preparar todo.-
Me peiné sin mucho ánimo, no estaba de humor. Bajé a la cocina donde estaban mi padre y mi madre histéricos por la nueva vida que acabamos de comenzar.
Aparte de ser extraña y mística de nacimiento, me sentía el doble de bicho raro al no coincidir con mi familia en los pensamientos de tener una vida normal.
– Buenos días ¿Cómo dormites? - Saludó mi madre mientras me besaba cariñosa en la mejilla.-
– Como se puede dormir en estos casos.- Le devolví el beso y me senté en la mesa.-
– Venga cariño, animate. Te prometo que todo saldrá bien. Te lo dice tu madre que tiene experiencia. - Contestó mi madre mientras sacaba las tostadas.-
– Claro mamá...- No quería volver a tocar el tema así que me limité a desayunar como otro día mas...-
Desayunamos mi madre, mi padre, Lily y yo juntos. Solíamos desayunar sin mi padre pero en este día “tan especial” él no quería faltar. Nadie quería faltar...
Cogí las cosas necesarias para empezar el primer día y me dirigí al coche donde ya estaban mi madre, mi padre y Lily. Esperaban animados y expectantes ante la experiencia que viviría mi familia. Lily y yo mas que nadie, pero nos afectaría a toda la familia.
El camino no fue largo y en cosa de cinco minutos pude ver a lo lejos lo que sería parte de mi nueva vida...

Por lo que tenia entendido al pueblo que nos habíamos mudado tenia por nombre Lorreins el auto avanzo un par de metros y logre divisar una pequeña parte del pueblo , no era muy parecido a los que yo me había imaginado con anterioridad ya que había pensado en un lugar mas bien solitario , en el que no tuviéramos mucho contacto con los vecinos ya que no teníamos muy buenas experiencias en lo que respectaba a ese tipo de relaciones con la gente , era un pueblo ...